Una maratón se comienza a preparar, dicen los entendidos, unos 3 meses antes, pero esta de Valencia, la he empezado a preparar con mucha más antelación. Una vez acabada la maratón de Estocolmo y con su descanso correspondiente, me metí en la dinámica de entrenar dos meses y medio, casi tres, sin presión, sin series y solo cogiendo fondo y una fortaleza en las piernas para que aguantaran el entrenamiento que una maratón requiere. Tan solo con eso, los ritmos iban saliendo y metiendo alguna tiradita larga que otra de más de 20 km. A falta de varios meses para la maratón la cosa pintaba bien.
No fue esta preparación una con muchas competiciones, ya que he intentado seleccionar mucho dónde y cómo asistir. La primera carrera que asistí fue a primero de agosto a Villar del Rey. En Septiembre corrí en La Torre y ya metido en preparación especifica, hice en octubre la media maratón de Badajoz Elvas y para acabar en noviembre con los 10 km del cáncer de Badajoz y Elvas Badajoz. Pocas competiciones para lo que yo acostumbro, pero queríamos preparar bien Valencia. Pasado Valdigüelo me había puesto manos a la obra, eran diez semanas de entrenamiento específica las que tenía por delante para prepararlo. Todo el entrenamiento lo he hecho junto a Víctor Parra, ayudándonos mutuamente con los madrugones, los kilómetros, y las épocas flacas que tirábamos uno de otro. Juntos hemos entrenado a unos ritmos buenos, sacando de nosotros lo que nos proponíamos semana a semana. A falta de dos semanas de Valencia, teníamos el test en la media maratón Elvas Badajoz en las que sacamos un buen registro de 1 13,36, contento y ya sólo quedaban dos semanas para recuperar este esfuerzo y afrontar los 42 km.
La aventura de Valencia comenzó el viernes al mediodía unos 700 kms de risas compartidas con Victor y tres Valdigrejas con lo que se hizo el viaje muy ameno y llevadero y siempre en contacto con otro coche de cuatro compañeros más que viajábamos juntos. Ya el sábado pasamos por Valencia visitando la feria del corredor y la ciudad. La risas y el buen rollo fue la tónica general del grupo durante todo el día y después de dar un paseo por la Malvarrosa, nos íbamos a acostar para el domingo levantarnos temprano para la gran cita.
En esta ocasión me había cuidado mucho más en todo que en otras ocasiones, alimentación con una perdida de peso idónea, entrenamientos disciplinados, descanso...
Y la gran cita daba comienzo a las 8:30 de la mañana. Víctor Parra, Alberto Gazapo y yo comenzábamos a retar a Filípides juntos, cuando un poco antes del kilómetro 1 una inesperada tensión en el glúteo derecho me empieza a impedir dar zancadas con normalidad. Los fantasmas de Badajoz vuelven a mi cabeza, me los quiero quitar del medio pero es algo real lo que me obliga a pararme pasado el kilómetro 2. En ese momento me había tirado en el suelo, estirando, viendo cómo pasaba todo el mundo y con el hotel a menos de 100 metros... me pasan por mi cabeza mil cosas pero después de unos 30 o 40 segundos de estiramientos vuelvo a arrancar y comienzo mi particular carrera de nuevo. Adapto un ritmo improvisado un poco alto para dar alcance a Víctor y Alberto y me pongo a su altura poco antes del kilómetro 4. La molestia persiste, es menor, pero ahí está. No quiero pensar pero me noto como cojeo y la zancada no es un regular. No entendía a que venia ese bloqueo en esa zona, cuando nunca he tenido la más mínima molestia. Pasamos el kilómetro 4 en el tiempo estipulado y llegando al km 5 la molestia se acentúa hasta tal punto que me queda bloqueada la pierna y me tengo que volver a parar. En ese punto ya mi enfado era monumental, lanzó la botella de hipotónico sin haberla tomado, me vuelvo a tirar al suelo pero la molestia o la tensión ahí sigue instalada no me deja ni andar con regularidad y decido irme para atrás y esperar a mi grupo de Badajoz para acabarla con ellos. Se me empiezan a saltar las lágrimas... Tantos cuidados, tantos entrenos.. para esto, otra vez la misma canción que en Badajoz. El público me ofrece su ayuda me vuelvo a lanzar al suelo vuelvo a "requetestirar" y lo vuelvo a intentar de nuevo perdiendo en torno a 2 minutos. Empiezo poco a poco y parecía que tenía otra pinta el glúteo o el piramidal o lo que quiera que fuera que sea, y pronto me pongo al ritmo de carrera planificado. A la altura del kilómetro 7 veo a Víctor en el vaivén de la calle de ese trayecto. Calculo que me llevan algo más de minuto y medio.
Empiezo a correr normal adelantando a muchos corredores ya que adapto un ritmo de 3:37/3:40. Ese ritmo no era el planificado pero sé que estaba para correr a esos ritmos. La molestia sigue ahí pero a diferencia que al principio la zancada es regular y me deja correr. Los kilómetros siguen pasando con mi única obsesión de enganchar con ellos dos para poder acabar la carrera juntos y así ayudarnos unos a otros. El recorrido sigue siendo espectacular para correr, con mucho público, buen ambiente, muy buen clima, pero el miedo a no acabar la me recorre por todo el cuerpo en cada zancada que doy y ese "perro agarrado" sigue ahí instalado, con el temor de que fuera a más. Los parciales estaban planificados a 15 min los 4km, realizo tres parciales en poco más de 14 30, pero aún así no les doy alcance. Llegado a la media maratón la paso en 1:19:43, lo que me hace pensar de que va a ser muy difícil darles alcance y decido ponerme en el modo 3:45min/km que era lo planificado. Sigo pasando km adelantando gente con un ritmo de crucero en el que cada vez me siento más cómodo y por momentos la molestia desaparece. Llegados al kilómetro 25 , una vez dejamos atrás la Ciudad de las ciencias y las artes, la molestia se vuelve acentuar un poco más, pero ni mucho menos como al principio. Desde ahí hasta meta paré alguna vez en los pivotes de las acera para presionar el glúteo y aliviar un poco. Sigo corriendo con tranquilidad y mucha calma y siempre calculando el ritmo medio del kilómetro para acercarme a las 2 horas 40 min. En el kilómetro 32 llevaba más de 2 horas 2 minutos, lo que me hacía pensar que en los siguientes 10 km 195 mtrs los tendría que hacer algo menos de 38min para poder bajar de las 2 horas 40 minutos siendo un ritmo medio te 3:40 cosa que no veía factible en la parte final de la carrera. Siendo así decido seguir con calma y plantearme otro objetivo para no desanimarme y tirar una marca medianamente decente que aún podía conseguir. Llevo años intentando bajar en Maratón, como ya he comentado en otras publicaciones, la marca de 2 horas y mis años, es decir el pasado mes de octubre cumplía 44 por lo que me conformaría en este año de bajar de 2 horas 44. Empecé a calcular y adaptar la velocidad para conseguir esa marca. La parte final de la carrera es muy agradable y llevaba un correr fácil,con fatiga evidente de haber forzado un poco más después de el estiramiento del km5. Empiezo a hacer kilómetros a 3:50/3:55 y la última parte de la maratón ronda los 4min/km.
Los últimos 2 km fueron espectaculares de público y la parte final muy emocionante. Me había visto fuera de la maratón, sin poder acabarla, con una preparación sin sentido, con un tiempo dedicado en el que no iba a ver resultados, pero ya si, ya me veía finalizándola que era lo importante, el tiempo ya hace muchos años que es lo que menos me importa, pero si me importa acabar. Y ahí estaba yo, en la entrada impresionante de la Ciudad de las ciencias y las artes de Valencia con los brazos levantados acabando mi 29 maratón, con un tiempo final de 2 horas 42 minutos 23 segundos, que aunque con un sabor agridulce siempre hay que estar contento por derrotar a Filípides, y más como se puso el asunto al principio.
El resto del día, al igual que los días previos, con mis compañeros de Badajoz y Víctor habían sido espectaculares, muchas risas, mucha distracción, nada de hablar de carrera, merece la pena viajar así. Y no podía ser de otra manera, que al acabar una maratón en Valencia nos metiéramos entre pecho y espalda una paella impresionante, que volveré a repetir si vuelvo por la zona. A partir de ahí nos tocaban siete-ocho horas de viaje en las que volvíamos todos contentos ya que todos habíamos cumplido nuestros objetivos en los 42 km, de nuevo muchas risas y mucho spotyfy.
Ahora toca reciclar descansar y empezar con el nuevo proyecto, que en cinco meses nos espera Praga, aunque lo mismo antes surge algo más...
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