martes, 21 de agosto de 2018

Maratón de Reykjavik

En el mes de noviembre, estando lesionado todavía de la rodilla y el Aquiles y como Regalo de Reyes, empecé a preparar un viaje a Islandia vacacional para el mes de agosto, intentando que coincidiera con la celebración de la maratón de Reikiavik.

Pasaron 6 meses más , hasta abril, sin poder entrenar y una vez empecé a correr poco a poco, con muchas paradas de semanas, y ya fue a primeros de junio cuando empecé a intentar preparar la maratón a falta de 11 semanas.

Sabía que era una tarea difícil el empezar desde casi cero y tener poco más de 70 días para preparar los 42 km. No quería ningún objetivo sólo acabarla para volver a sentirme maratoniano después de casi 2 años sin retarme con Filipides. Estas 11 semanas me ha sido muy difícil entrenar debido a las altas temperaturas, al trabajo y al poco tiempo. Tres, cuatro a lo más cinco días a la semana era lo que podía sacar para entrenar y en ninguna de ellas he sobrepasado los 90 km semanales. Los ritmos no eran ni por asomo lo de años anteriores pero sí que conforme iban pasando las semanas me iba encontrando cada vez más cómodo los rodajes por debajo de 5min/km. A finales de julio, un par de tiradas largas de 28 y 33 km fueron los que me dieron la confianza suficiente para saber que podía terminar la maratón, eso sí sin ningún objetivo.

El pasado día 10 nos íbamos a Madrid para coger el avión que nos llevaría a Reikiavik a las 6 de la mañana del sábado. Estaríamos una semana allí antes de llegar a la maratón. Esos días fueron de un disfrute para los sentidos sin igual, paisajes espectaculares, fenómenos de la naturales que se te quedaba la boca abierta y un sinfín de momentos especiales vivdos antes de la maratón.

Recogí el dorsal el jueves, que fue cuando hicimos una visita a Reikiavik, ni  ese día me encontraba nervioso, ya que llevaba un objetivo claro y no me agobiaba, DISFRUTAR

Ya el sábado me levanto muy temprano, sobre las 5:30 hora local 7:30 hora española, ya que mantuve el horario español para no tener mucho trastorno.  Llegue a Reikiavik casi 2 horas y media antes con 5 grados de temperatura mucho aire y un perfil de la maratón que no era lo ideal para un correr fácil.

Justo antes de la salida me reconoce un Maño, ya que, como siempre hago las maratones internacionales, intento correr con la camiseta de mi país. Me comenta que quiere hacer 2:47 2:48 algo que no estaba a mi alcance, o eso era lo que pensaba una parte de mi cabeza, pero no lo descartaba el lado de mi cabeza competitiva. A las 8:40 se da la salida puntual y desde el principio me uno a él a un ritmo de 4 minutos el km más o menos, iba muy cómodo pero el "run run" de mi lado sensato me iba diciendo que lo mismo era muy rápido, en su contra, la otra parte me decía de que lo intente, que lo mismo puedo conseguir  bajar de 2:50. Los kilómetros iban pasando y la verdad que llevaba un correr bastante fácil. La salida fue a la vez que los participantes en la media maratón y siendo así, me iba resguardando de ellos un poco de tanto aire que nos pegaba. A partir del kilómetro 13 y hasta el 18 mucho más aire y unas subidas que maratoniano no quiere ver en los 42km, pero era lo que tocaba. Mantengo el ritmo constante de 4 con el maño y vamos junto a la segunda chica de la Media Maratón que nos quitaba un poco de aire con su liebre. A partir del km18  nos separábamos de ellos y entrabamos en una parte del recorrido que para mi forma de entender una Maratón Internacional de una capital de un país es bastante "fea". Recorrido solitario, sin público, con tráfico abierto en las carreteras, corriendo por las aceras, pegado a la costa dándote el aire casi 15 km, no veías a nadie ni en carrera ni animando, algo desolador para una maratón. El paso de la media maratón lo hice en 1:24, pero ya me di cuenta un poco antes, de que era un ritmo un poco alto para poder acabar la maratón, por lo que decido ponerme 4:10 4:15 min/km a partir de ahí. Por mi cabeza en esos momentos pasaba de todo, me agobié un poco pero me centré en que la idea era solo acabarla y yo era consciente que la iba a acabar, Llevaba un colchón amplio para bajar de las 3H y cada vez me daba cuenta de que lo iba a pasar un poco mal al final por falta de entrenos y por haber salido demasiado rápido en la primera parte y decido ir con tranquilidad. Siguen pasando los kilómetros y cada vez voy más desanimado por la carrera, por ser tan fea, por encontrarme tan mal de forma, por encontrarme solo, pero sobre todo por no disfrutar de ella que siempre es bonito disfrutar con el público de un evento deportivo de tal magnitud. En los avituallamientos me paro en casi todos por hacerla más amenas y charlar con las rubias Islandesas, pero aun así voy desanimado, con rabia y  aun así,  el ritmo lo intento mantener en 4:15 4:20.
Al paso por el kilómetro 31 me paro al baño y sigo con mi paso tranquilo como si fuera entrenando, cualquier otro día. Siguen pasando los kilómetros y a partir del 34 me empiezan a dar alcance algunos corredores que vienen más fuerte que yo, no intento ni seguirlo porque prefiero acabar la carrera cómodo y sin forzar lo más absoluto. Sé que voy a bajar de las 3 horas y lo mismo me da que sean 2 minutos que 3 que 4. Sigue la misma tónica del recorrido de la carrera, largos acerados, sin público, bordeando el litoral. Ya en el km 40 nos estamos acercando al centro de la ciudad y a falta de 2 km todavía seguimos la carrera en solitario. Hasta ahí me había parado varias veces incluso andar, estirar y a mirar el paisaje(el mar) no tenía sentido que una maratón de una capital fuera así... sentía mucha rabia, me esperaba algo más la verdad. Ya en el kilómetro 41 y con un ritmo por debajo todavía del 4:30 me adentro en el centro de Reykjavik y ya en los últimos metros  es cuando empiezo a ver algo de público y parece que me animo un poco y empiezo a sonreír, me ubico y veo que la recta de meta es tan solo 100 metros por lo que no vamos a tener ni la alegría ni la satisfacción de poder saborear esa entrada triunfal que siempre hay que tener cada vez que se acaba una maratón sea la marca que sea.
Al final un crono de 2H58MIN, que por un lado me deja un sabor de boca espectacular teniendo en cuenta de dónde vengo, es decir de año y medio casi parado y de tan solo 11 semanas de entrenamientos partiendo de cero, pero luego mi lado competitivo piensa que sí lo mismo hubiera salido un poco más despacio pudiera haber bajado un poco la marca aunque eso no se sabe, ya como se suele decir "cada maratón y cada parto y cada borrachera, son de una manera".

En resumen estoy contento por haber completado una maratón más, estoy contento por haber bajado de 3 horas, estoy contento por haber sido una vez más maratoniano y vencer a Filípides y estoy contento porque a partir de ahí, se que tengo si las lesiones me respetan un poco todavía de margen de mejora. Y si Dios quiere empezaremos a mirar dónde tiene puesto Filípides la distancia para ir al retarlo pronto otra vez.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho leer el relato de la maratón enhorabuena campeón. aunque la edad no deja de ser un hándicap con los nuevos sistemas que se van a implantar de regeneración de células no habrá problemas en seguir corriendo aunque uno tenga 70 años.

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